miércoles, 6 de junio de 2012

PERFECTA COMBINACIÓN


“Un queso roquefort va con vinos muy aromáticos que realcen el queso, las carnes rojas van acompañadas por vinos complejos y maduros, las carnes blancas van con vinos tintos sin mucha estructura compleja o con vinos blancos complejos de aromas de barrica de roble francesa, con las ensaladas van muy bien los vinos blancos aromáticos sutiles, los pescados o embutidos de sabores y aromas más intensos van con vinos más estructurados, intensos de aroma, de textura golosa y aterciopelada”, aseguró en el chat de hoy el sommelier Francisco Xavier Olivé. 

¿Cuál es el maridaje perfecto entre los vinos y la comida mexicana (pozole, chilaquiles, etc.)?
En la comida mexicana partimos de que se consume mucho picante y en pequeñas dosis le da exotismo al platillo, pero en grandes cantidades nos entume el paladar y lo deja insensible en lo sensorial, haciendo que el vino no nos sepa igual. Sólo los vinos tintos muy estructurados y complejos en aromas aguantan la carga de picante del plato.
¿Cuál es el secreto para lograr una combinación perfecta entre los alimentos y el vino?
El secreto es subjetivo de cada quien y gusto personal, tu gusto personal y tu ánimo son cosa que influyen en el maridaje. Hay maridajes genéricos, de contrastes, por zonas o regiones de acuerdo a un plato y un vino típico de la misma zona. Pero hay que evaluar el alimento y el vino para que llenen esa armonía en su máxima plenitud.
¿A qué se debe la gran diferencia de precios entre los diferentes vinos?
Sobre todo a la calidad del vino, a los parámetros que ha tenido el vinicultor para sacar ese precio, la crianza, en qué nivel de vino nos queremos clasificar, todo eso lo da el terruño y la valoración del vino para establecer parámetros.




EL MARIDAJE
Se le llama maridaje a combinar los alimentos con los vinos. El tipo de alimentos con que se puede combinar un vino es indispensable para tener armonía entre los sabores de la bebida y los de la comida. También la textura y el aroma de los platillos tiene que ver con la decisión de cuál vino elegir para acompañar a los alimentos. El maridaje puede ser de dos tipos:
Por complementación: Los sabores del vino y de los alimentos son parecidos, por lo tanto se refuerza la gama de ambos sabores. Por ejemplo, un alimento suave intensifica el sabor de un vino suave y viceversa. Los vinos dulces servidos con tartas de fruta hacen un maridaje por complementación.
Por contraste: La intensidad de los sabores del vino y de los alimentos es distinta. Un buen contraste permite resaltar uno de los dos o enfrentarlos, si es que ambos tienen mucho carácter. Es el caso de los quesos fuertes como el Roquefort, que necesitan vinos tintos de mucha robustez como los de Rioja, Burdeos o Borgoña. Pero es importante cuidar bien el tipo de contraste, porque un alimento muy poderoso puede opacar por completo a un vino suave, y un vino de gran carácter dejará atrás a un alimento muy delicado.
Hay diferentes maneras de buscar la unión entre el vino y los alimentos, puede ser que prefieras la complementación o que elijas el contraste entre los sabores. Vale la pena probar estas dos combinaciones, pero también rompiendo reglas puedes conseguir excelentes resultados.

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